Tras la paliza, había sido detenido. Pero violó la perimetral, cayó preso otra vez y volvieron a liberarlo. Se trata del imputado Cristian Andrés Casco. Los “jueces super machos“ de Goya Julio Duarte y Joaquín Romero entienden que Casco deberá MATAR a su ex pareja para tomar en serio el caso y y tras la muerte resolver sanciones acordes.

La polémica resolución fue tomada por el Tribunal Oral Penal de la ciudad de Goya y benefició a Cristian Andrés Casco (36), quien está procesado por "lesiones graves doblemente calificadas, daño y coacciones", por lo cual podría ser condenado a una pena de hasta quince años de cárcel.

Los “jueces super machos“ de Goya Julio Duarte y Joaquín Romero votaron a favor de esta medida, con la disidencia de Jorge Carbone. Además, la víctima fue notificada del pedido de cese de la prisión preventiva de Casco cuando la resolución ya había sido tomada.

Un argumento insólito
El violento escapó y fue detenido una semana después. Nueve meses más tarde, la Cámara de Apelaciones en lo Criminal de Mercedes le concedió la libertad y uno de los polémicos argumentos que utilizó fue que Casco “utilizó el puño y golpeó en partes donde no pudo ocasionar la muerte”.

Dezorzi había sufrido lesiones en la cabeza y terminó con dos costillas fracturadas a causa de la paliza.

Casco fue liberado e ingresó al Programa de Sistemas de Dispositivos Duales de Supervisión, Monitoreo y Rastreo de Agresores Sexuales y Víctimas de Violencia de Género de Corrientes.

Es decir que tenía una tobillera electrónica y la víctima otro dispositivo que monitoreaba los movimientos de ambos para evitar que estuvieran en un radio menor de 200 metros.

El abogado Fleitas dijo que “fue la propia gente del Programa la que pidió sacar a Casco porque hacía caso omiso a las recomendaciones. Si bien no se acercaba a la casa de Gisela, cada vez que ella salía, él también lo hacía e intentaba generar un encuentro como si fuera casual”, explicó.

Es por eso que el 31 de diciembre pasado, Casco volvió a ser detenido al ser revocada su excarcelación.

Duarte y Romero, que le dieron a Casco una segunda oportunidad, impusieron como reglas de conducta la realización de un tratamiento psicológico, tal como lo recomendara la psicóloga forense en su informe, concurrir todos los lunes a la comisaría más cercana a su domicilio -fue fijado en el paraje “San Antonio”, y reiteró la prohibición de relacionarse o acercarse a menos de doscientos metros de la víctima o su domicilio.

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