Carlos Vicente Soto Dávila, el ex juez federal N°1 de Corrientes, apuntó contra su secretario, Pablo Molina, quien ordenó escuchas a su esposa y una ex pareja, por celos.

Soto Dávila también acusó “la sobrecargas de tarea del juzgado que le obligaba a delegar” en sus secretarios. Cuestión laboral que Soto Dávila nunca se había animado a hacerla por escrito mientras ostentó el cargo.

Fue una jugada preparada entre el acusado y su abogada defensora. Ocurrió este martes a primera hora de la mañana en el despacho del titular del Juzgado Federal N° 2 Corrientes, Juan Carlos Vallejos.

"¿Se ha sentido defraudado?", le preguntó Mariana Barbitta a su cliente, el ex juez federal Carlos Soto Dávila (71), quien estaba siendo indagado por autorizar escuchas telefónicas a la esposa de su secretario -Pablo Molina (48)- y a un ex novio de la mujer. Todo esto en 2014, en un contexto de celos y violencia de género importante.

"Me ha defraudado totalmente, me siento totalmente desbordado, esto es una traición al juez", contestó Soto Dávila, cargando las tintas contra quien fuera su mano derecha.

"¿Usted efectuó maniobras de espionaje ilegal?", continuó Barbitta."Bajo ningún punto de vista. Ni se me hubiese ocurrido", respondió Soto Dávila, siguiendo el compás de su abogada defensora.

El planteo de Soto Dávila tuvo dos ejes básicos: el primero fue detallar la recarga de trabajo que sufría en su juzgado (con 8 secretarías y único con competencia electoral). En base a esto sostuvo que delegaba decisiones en sus secretarios porque controlar todo era imposible.

"Él confiaba en que su funcionario iba a hacer las cosas bien. Soto Dávila no intervino en el oficio en el cual se colocaron dos teléfonos vinculados a Pablo Molina (FOTO)", explicó a Clarín Barbitta, profundizando la grieta que se abrió entre el ex juez y su ex secretario.

"El señor Molina violó todos los principios básicos de la confianza existente entre el magistrado y el funcionario (...). Se violó el principio de confianza y responsabilidad que debe existir entre magistrado y funcionario", dijo Soto Dávila al presentar el escrito con su descargo.

"Hubo una intención oculta y maliciosa por parte del señor Molina para llevar a cabo su ardid, que no era otro que un conflicto familiar, como bien surge de las escuchas telefónicas", agregó el ex juez, quien se negó a contestar preguntas de la fiscalía.

Antes del mediodía Carlos Soto Dávila salió del Juzgado. Dejó tras de sí su descargo y también un pedido de nulidad de su llamado a indagatoria. Algo similar hizo Pablo Molina, quien entró al despacho del juez después de su antiguo jefe.

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